MI PROPUESTA COMO CANDIDATO A ASAMBLEISTA NACIONAL POR RUPTURA 25


La democracia implica que todos los ecuatorianos podamos elegir y ser elegidos. Es la voluntad soberana del pueblo la que se expresa en el acto electoral para conceder al dignatario el honor y la responsabilidad de representarlos en la Asamblea Nacional. Una  responsabilidad compartida,  en la que convergen los partidos y movimientos políticos que en actos reglados eligen a los candidatos, éstos aceptan la candidatura y el elector, en el momento solemne y definitivo de acudir a las urnas, toma la decisión. Es de esperarse, que las tres partes actúen con la responsabilidad cívica que corresponde.

En lo que corresponde a mi responsabilidad como ciudadano,  acepté  la candidatura ofrecida por el Movimiento RUPTURA 25, porque comparto  su ideología. Suscribo con fe sus principios y sus propuestas de construir un país justo, solidario, sin discriminaciones de ninguna clase, equitativo e igualitario, respetando las libertades y derechos conquistados por la humanidad durante siglos de luchas, con la convicción de que igualdad y libertad son partes inseparables de la ecuación democrática.

He decidido pedirle nuevamente al pueblo ecuatoriano un voto de confianza para que, sobre el juzgamiento de mis conductas parlamentarias, me permita ocupar una curul, a fin de continuar luchando por esos ideales que comparte la mayoría de la población.  Esto implica seguir trabajando por dignificar la labor legislativa,  recuperar su facultad fiscalizadora  y recobrar para la Asamblea el rol de primera función del Estado y representante de la soberanía popular. Para lograrlo, es necesario reformar la Ley Orgánica de la Función Legislativa, de modo que nos sea permitido legislar con independencia y fiscalizar los actos de las funciones del Estado y de los órganos del poder público,  garantizando a los ecuatorianos una sociedad democrática, libre de corrupción y sin las trabas creadas en la actual Ley.

Para recuperar el pleno ejercicio democrático en el crítico tema electoral, es necesario reformar el Código de la Democracia, que en la actualidad concede al presidente de turno ventajas inadmisibles en una contienda  desigual, que favorece, con descaro, a los titulares del poder.

A pesar de los más de sesenta cuerpos legales que hemos aprobado en el período actual, es importante que se reformen leyes y se creen otras nuevas en el tema que más preocupa a los ecuatorianos: la seguridad. Se torna imperativo impulsar  las reformas a la Ley Orgánica de Seguridad Pública y del Estado, debatiendo el papel de los militares en la seguridad interna; reforma de la Policía Nacional sin rencores ni revanchas; la Ley se Seguridad Ciudadana,  Ley para enfrentar siniestros de origen natural o de la actividad humana; adicionalmente, crear una Ley de Inteligencia Nacional, que propicie el ejercicio de esta importante actividad en el marco de las libertades democráticas.

Una ley que debemos construir con la más amplia participación ciudadana, sin obsesiones ni odios, en el espíritu del Acuerdo Ético Político, es la nueva Ley de Comunicación,  a fin de asegurarle al país una normatividad que garantice sus derechos a la comunicación, información y expresión, los más caros para los seres humanos.

El Código Penal Integral, es otra ley que tiene tantas connotaciones para la seguridad, la cultura de paz y el respeto a los derechos humanos, en el que deberemos trabajar si no se logra terminarlo en el actual período. Este Código debe contar con la activa participación de todos los sectores de la sociedad para evitar que, a pretexto de una seguridad que todos anhelamos, se implante un sistema represivo, atentatorio a nuestros derechos. La verdadera rehabilitación de los sentenciados, el tratamiento a los menores de edad, la lucha en contra del crimen organizado, el perverso negocio del narcotráfico deben estar claramente tipificados y duramente sancionados.

Entre los proyectos de gran importancia que deberán, seguramente, tratarse en el próximo período, se encuentran las leyes de recursos hídricos, de tierras, de las culturas, actualmente en proceso de consulta prelegislativa. En todos estos casos la norma deberá apoyar la construcción del país próspero, productivo, equitativo y de paz que soñamos los ecuatorianos y ecuatorianas. También deberá reformarse la Ley de Educación Superior que ha causado tanto daño al conjunto de la sociedad y la Ley que regula el Consejo de Participación Ciudadana para liberar a esta función de la tutela del Ejecutivo y del movimiento político en el poder.

Finalmente, me refiero al plan de trabajo presentado por los candidatos de RUPTURA 25, en el cual se puede encontrar en mayor detalle nuestra propuesta en la página web de RUPTURA 25